Resurgida de las ruinas
Crónica del viaje a Dresde, Mayo del 2.011
por Miguel Blum
Dresde, en Alemania esta ciudad suena a barroco, a destrucción total durante la segunda guerra mundial, y a valle de los que no sabían nada durante la partición del país porque no llegaban las ondas de la radio-televisión de la Repúbica Federal.
Desde la reunificación en uno de los pocos lugares dinámicos de la antigua Alemania del este, y como tal un perfecto lugar de encuentro de dos clubes dinámicos como son el Heidelberg-Necker y el Palma Junípero Serra.
Durante un fin de semana, por iniciativa del club hermano alemán y su presidente, nuestro amigo Henning Kalkmann, viajó una delegación mallorquina a la capital sajóna. El vuelo de ida llegó el jueves muy tarde, por lo cual todos se fueron directamente a la cama, menos el socio a distancia, con un viaje mucho más corto, que estaba haciendo guardia en el bar del hotel Innside Melià para recibirlos, completamente en vano.
El viernes, después del desayuno y a una hora muy prudente, empezó una visita guiada al centro de la ciudad, con guía que habló en buen español con acento sajón. Completamente arrasado en un bombardeo en febrero del 1.945, se llevó a cabo una recontrucción impresionante, sobre todo después de la caída del muro. Entramos en el palacio de los duques electores, y en la bóveda verde, una colección de preciosidades artesanas, única en el mundo. Entramos también en la ópera de Semper, un templo de música neo-barroco exuberante, uno de los pocos edificios reconstruido todavía en la extinta Alemania del Este.
Después de un pequeño descanso nos encontramos con los amigos de Heidelberg para ir a cenar en el restaurante Pulverturm, o polvorín. Un celler barroco, un poco al estilo Disney, con comida típica de la zona, regada con cerveza. Los mallorquines se dispersaron entre los Alemanes, profundizando la amistad entre los ya conocidos y empezándola con los nuevos socios del club alemán. Henning dió la bienvenida oficial. Pancho, respondiendo de parte de nuestro club, explicó que ambos clubes son un perfecto ejemplo del lema rotario. Con viajes como éste y la ayuda compartida para la escuela en la República Dominicana, fomentamos amistad y conectamos continentes. Toni Salas expuso el proyecto de El Cortecito, durante este año el proyecto internacional de los amigos de Heidelberg. Maria Durán entregó un banderín de su club, Bávaro Punta Cana.
El sábado, excursión conjunta de ambos clubes, bilingüe y plurihumorístico. Después de una vuelta por el casco antiguo (de reciente contrucción), fuimos en barco histórico por el río Elba, hasta un puente llamado el milagro azul. La comida fue algo paradójica, potaje de patatas al estilo alemán en un restaurante llamado Toscana. Mestizaje profundo, en fin.
Para no remover demasiado el estómago, continuamos con una visita en autocar, que nos llevó también por barrios más modernos y la ciudad nueva (que por los humores de Clio es la parte más vieja de la ciudad). Paramos brevemente en la lechería más bella del mundo, por lo menos según el libro Guinness de los records mundiales.
Un record español batimos con la hora de la cena. Empezó con puntualidad alemana a las 18 horas. Pero todo en la vida tiene su razón, también esta hora tan temprana hasta para alemanes. Después de dos platos cruzamos la plaza hasta la Iglesia de Nuestra Señora, símbolo de la ciudad, para escuchar un concierto de la Filarmónica de Dresde. Bajo la batuta de Kurt Masur, a sus 84 años una estrella de la música clásica y todo un símbolo de la reunificación pacífica del país, tocaron la 7a sinfonía de Anton Brucker. Para el postre regresamos al restaurante, después tomamos una copa (o más) en el bar del hotel, moderno, con vistas a la cúpula de la misma iglesia sufriendo por la permanencia del RCD Mallorca en vivo a través de elmundo.com en el portátil.
A la mañana siguiente ya fue la despedida de los amigos alemanes, y de un servidor, que tiene la mala suerte de vivir lejos de sa Roqueta. Nos fuimos con la convicción expresa de que hay que repetir pronto tan bonita experiencia. Ahora toca al club Junípero Serra a organizar un viaje por la península junto a los amigos del Heidelberg-Neckar.
Qué envidia me habéis dado!! Miquel, gracias por la crónica, muy descriptiva y amena.
Ha estado muy bien organizado ,la cronica como podia ser menos por Miquel !!!fantástica se vive el lugar .
He sentido mucho no haber ido (será otra vez )