Apreciados todos,
Ninguno de nosotros podía siquiera imaginar al iniciar la semana que ahora estamos acabando, el inmenso dolor y tristeza que nos deparaba el destino.
El miércoles, de buena mañana, un amigo se nos iba sin previo aviso. Cuando Pilar, llorando, me lo comunicó por teléfono, no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. Del tiempo que tuve el privilegio de conocer a Mariano me guardo una buena cantidad de buenos recuerdos y además admiración, profesional y especialmente personal. Con todas las palabras que tan acertadamente habéis escrito, apenas queda espacio para nada nuevo. Sólo silencio, reflexión personal y un cariñoso recuerdo.
Pero para mí, el jueves por la mañana no fue mejor, la semana siguió empeorando. A primera hora de la mañana una llamada nos sobresaltaba en casa. Por desgracia, mi suegro había fallecido de un ataque al corazón (debe ser que para las personas excepcionales, no hay corazones suficientemente buenos). No por esperado, el momento es menos amargo. Una persona a la que quería un montón y a quien todos, en casa, vamos a echar mucho de menos. Nunca había visto llorar a mis niñas con tanta amargura. Se te parte el corazón (otra vez el corazón, vaya).
Sólo quería compartir con todos mi tristeza, que es algo que por desgracia, también nos une en estos momentos. Esperemos que con el transcurrir del tiempo deje paso al recuerdo de los buenos momentos.
Un abrazo a todos.
Francisco Martínez