http://es.wikipedia.org/wiki/Birmania

Nuestro viaje a Birmania, actualmente llamada Myanmar, (48 mill. de habitantes, de los que 500.000 son monjes) lo realizamos en Octubre del 2006, y sin duda ha sido una de las experiencias  más positivas que hemos podido disfrutar, Indalecio y yo,  junto con 2 amigos.

Aunque este País está en la lista de los no recomendados a visitar por el Ministerio del Exterior, nosotros desde que llegamos hasta el final sólo notamos el cariño y la generosidad de su gente.

Birmania  gobernada por una dictadura “comunista” durante más de 45 años, sus gentes  son amables, curiosas, pues salen de sus casas para saludarte y entablar conversación, los niños te acompañan riendo, pero sin pedirte nada, suponemos porque la apertura de este país es sólo de hace unos 15 años y no está contaminada por el turismo de masas. La vida cotidiana,  y los trabajos son totalmente manuales, sin mecánica ni infraestructuras de nada, hasta el punto de que en las carreteras comarcales está un peón que cuando pasa un coche, rehace el desperfecto que haya podido causar las ruedas. Curiosamente es un país rico en materias primas y piedras preciosas, pero la riqueza queda sólo para los militares y la población sufre constantes cortes de luz.

Iniciamos nuestro itinerario en Yangon, capital actual, imprescindible visitar la Pagoda Shwedagon, una “ciudad-templo” con multitud de pagodas de cúpulas doradas por pan de oro que la gente va pegando a lor largo de muchos años, donde se venera un buda de jade. También visitar la pagoda Sule de más de 2000 años, lugares únicos en el mundo.

Muy cerca de la capital está el Monasterio de Kya Khet Wali, centro  del aprendizaje budista con más de un millar de monjes con túnicas naranjas, donde puedes comprobar qué vida hacen, así como el desfile de recogida de comida, básicamente arroz y verduras, previamente donadas por el pueblo. También existen monasterios de monjas que se diferencian por el color de la túnica que es rosa pálido,  pero también llevan la cabeza afeitada.

Los birmanos son gente muy espiritual, pues rezan para todo, inclusive tienen un Arbol-Altar dedicado a “Nat” que es un personaje del espíritu del bien, y que cuanto te compras un coche vas allí a bendecirlo y pedir que no tenga averías, presentando ofrendas que básicamente son flores, incienso y a veces fruta.

La oferta de mercados típicos, calles de mercaderes que realizan tallas de madera a mano de teka, ébano y otras maderas preciosas, joyas … es digno de ver,  pues te traslada en el tiempo de hace más de 100 años. Hay de restaurantes de todo tipo, siendo la comida birmana sencilla: arroz, verduras, fideos y poca carne. Los birmanos van todos vestidos con el típico longhi (trozo de tela que forma una falda larga) y las mujeres y niñas lucen generalmente el cabello larguísimo (hasta las rodillas) que se untan con aceite de coco y se “maquillan” la cara con una pasta blanca llamada Tanaka, para protegerse del sol y también como coquetería (esta pasta es una raíz de un árbol molida, que la mezclan con aceites, por lo que es natural).

Siguiendo el itinerario hasta Bagan, impactante ciudad (patrimonio de la Unesco),  que fue la antigua capital, tiene más de 4.000 pagodas en una amplia planície, que la mayoría de ellas tienen diversos budas enormes, con algunos brillantes en la frente de considerable tamaño (Ananda)

No necesitas despertador, pues seguro que el Monasterio más cercano lo harán con la música de “oh susana, no llores más por mí” a las  4,30 horas, como llamada de oración. Ya que te despiertan los monjes, a ver la salida del sol, desde lo alto de un templo es algo espectacular. Puedes alquilar un coche de caballos para recorrer la zona. A esta hora los niños ya están en alto e Indalecio les enseñó a cantar el himno del Mallorca (fútbol), que aprendieron rápidamente y después venían detrás de nosotros con motos y corriendo a la vez que cantando, son cosas que te sorprenden de la gente de este país.  Tampoco perderse  la puesta del sol con un paseo en barca por el río Irrarwady que pasa por la ciudad.

Los birmanos no hacen vida social más que para ir a los templos, se juntan varias familias para ver todos la televisión, que en las aldeas suele haber una o dos como máximo. Además tienen una tradición muy arraigada (siglo XVIII) del teatro de marionetas, también relizan representaciones con personajes reales que suelen ser hombres travestidos en las afueras de los templos,cuyos personajes  representan a espíritus del bien contra los del mal.

Cerca de Bagan existe una llanura donde se ubica el Monte Popa, que para ponerte a prueba se tiene que subir a pie 777 escalones, durante el trayecto estás acompañado de monos. En lo alto de la colina está una pagoda y que es un lugar de peregrinación.

Por las carreteras te puedes encontrar con vendedores de frutas y verduras que se consumen al día, ya que carecen de cualquier tipo de refrigeración. También ferias de ganado que parecen salidas del tiempo. Nosotros nos paramos a ver una y la gente poco acostumbrada a ver turistas nos miraban sorprendidos y después amablemente nos dejaron fotografiarles.

Ya en Mandalay, la 2ª ciudad más grande, vale la pena visitar la fábrica de marionetas y la Pagoda de la Colina, así como pasear por el mercado donde ellos se abastecen montados en un tuc tuc, que son los taxis que utilizan. En nuestra visita coincidimos que eran las fiestas, que las celebran en los templos adornándolos con miles de velas y flores como ofrendas.

Otro lugar que no puedes perderte es la Gruta natural de Pindaya, lugar donde los monjes escondieron los budas de los templos para evitar saqueos en las épocas bélicas, donde han llegado a almacenar unos 8.000, la mayoría cubiertos de pan de oro.

A 15 Km de Mandalay puedes pasear sobre el puente de teka más largo del mundo de más de 2000 años, llamado U bein, en un poblado de pescadores que para pescar se meten en el agua para tirar las redes.

Para terminar el viaje no dejéis de ir al Lago Inle,  donde viven varias etnias, entre ellas las llamadas mujeres jirafa, también está ubicado el famoso Monasterior de los gatos saltarines. La  vida se desarrolla en el agua, los templos, escuelas, mercados, hoteles y como curiosidad tienen los huertos flotantes, mezclando el fango del fondo del lago  con raíces de las plantas acuáticas, los fijan con bambú para evitar que se muevan, pero flotando, y allí siembran tomanes, judías, calabacines. Sus habitantes son famosos por manejar las canoas con un sólo pié.

Nosotros, durante nuestra estancia allí, tuvimos la  suerte de presenciar la ceremonia de iniciación de un monje joven,  que lo pasean con una barca por el lago, con música, vestido con un traje muy vistoso, maquillado y acompañado por la familia,  y que este día le afeitan la cabeza y deberá estar como mínimo un mes en el monasterio, nos invitaron a compartir su fiesta.

Es muy difícil hacer un resumen y transmitir las emociones y sensaciones que te quedan, pues cada persona lo vive de diferente forma, pero sin duda y hasta la fecha es el país, así como su gente que más nos ha impactado, por la mezcla de la espiritualidad del budismo tan arraigado en la gente, pues forma parte de su vida cotidiana, que junto con sus hermosos paisajes y templos muy cuidados por el propio pueblo, te dejan en el recuerdo esta hermosa vivencia.

Marga Capó.

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5 comentarios en «Crónica de nuestro viaje a Birmania»

  1. Fantástico viaje, del que voy a tomar nota. En algunos aspectos me ha recordado a Vietnam : religión, gentes, monjes y también paisaje.Este tipo de dexperiencias son francamente inolvidables. Enhorabuena por haber disfrutado de ella.

  2. Muchas gracias por haberlo leído, y por esos mensajes de apoyo. La verdad que vale la pena ir a Birmania. Hay que verlo, lo que se cuenta es una décima parte de lo que se puede disfrutar.

    Animaros!!

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